Viajo por mi cuenta

Familia que ama viajar

Relato de Viaje: Jericoacoara, Fortaleza, Canoa Quebrada y Morro Branco

Le vamos a contar la planificación, el viaje en sí mismo y cómo surgió esta aventura.

Conocíamos el destino Jericoacoara por las redes. Jericoacoara (suena raro pero luego uno se acostumbra, o termina llamándolo Jeri) es un lugar muy agreste, costero, lleno de dunas, con opciones de relax y aventura!. Está inmerso en un Parque Nacional, donde las rutas y calles son de arena. Bueno, con esto en mente, el viaje estaba pendiente de ofertas de vuelos... ese momento llegó.


También teníamos en nuestra lista de pendientes conocer otros balnearios de la zona nordeste de Brasil, mas al norte de Natal que aún no habíamos visitado.



¡El Secreto de la Aventura Comienza con la Planificación!

Las fotos que habíamos visto de Jericoacoara eran un imán, prometían un paraíso que teníamos que conocer. Pero la realidad de viajar en familia a veces nos enfrenta a desafíos, ¿verdad?

Para el 2025, a pesar de que febrero marcaba el inicio de la temporada de lluvias en el Nordeste de Brasil, los precios de los vuelos seguían por las nubes.

Las opciones de excursiones desde Uruguay tampoco nos convencían: ¡7 días en Fortaleza, yendo a la Laguna Paraiso y Jericoacoara solo por el día, termina siendo poco tiempo en destino para disfrutar!.

Teníamos más que claro que en Jeri debíamos pasar varios días, así que, ¿qué hicimos? ¡Armamos nuestro propio viaje a medida!

Nuestra primera misión fue encontrar vuelos baratos. Después de rastrear Google Flights y Kayak, ¡bingo! Conseguimos pasajes en LATAM desde Montevideo a Fortaleza por USD 500 cada uno. No lo dudamos ni un segundo, ¡los 4 boletos a la bolsa!

En realidad el precio era USD 390, pero con equipaje de bodega y la posibilidad de devoución del 100% del pasaje (somos muy precavidos) nos quedó en USD 500.

Para el alojamiento, la estrategia fue clara: 5 noches en Jeri para sumergirnos por completo, y 2 en Canoa Quebrada para explorar otro rincón. Se complementa con 1 noche a la llegada en Fortaleza y otra noche en Fortaleza también, entre la llegada de Jeri y la ida a Canoa Quebrada..

Buscando posadas en Jeri, dimos con un dato clave: Alberto, un argentino dueño de una pousada. Él nos conectó con su hijo Nico, quien ofrecía un servicio de transporte desde Fortaleza a Jeri que nos cuadró perfecto.

Desde el aeropuerto de Fortaleza, los buses superan los R$ 200 por persona. Nico nos propuso un paquete redondo de R$ 200 por persona, ¡ida y vuelta! Y no era solo el transporte, sino un servicio que incluía:

Este servicio en 4x4 es clave, ya que el último trayecto a Jeri es pura duna. (Guarden este dato de Nico: +558897630953, ¡un contacto de oro!). Hay otras empresas que lo ofrecen, pero este contacto resolvió todo, luego contamos mejor.

¡Conectados y con Descuento: Nuestro As Bajo la Manga!

Aquí viene uno de nuestros secretos mejor guardados para viajar y ahorrar: la comunicación. Para estar siempre conectados, pedir Ubers, coordinar con nuestro guía o con el hotel, pagar con PIX, etc, descubrimos la eSIM de BNeSim (Internet desde el celular). ¿Lo mejor? ¡La opción de eSIM sin vencimiento de datos!

Puedes tener carga de datos para más de un viaje dentro de una región (Latinoamérica en este caso, pero tienes Europa, Caribe, América del Norte, Asia y Àfica también).

¡Fue una verdadera pegada y nos salvó! Nos garantizó conexión constante y estabilidad para las llamadas de WhatsApp.

Atención: Conseguimos un 30% de descuento usando el código exclusivo: VIAJOXMICUENTA. ¡Sí, un 30% menos en algo tan esencial como los datos!

En nuestro caso nos sobraron datos y pudimos volver a usarlos en nuestro siguiente viaje a Florianópolis (dos meses después) ya que cargamos "sin vencimiento". ¡Un golazo para el presupuesto familiar!

Te recomendamos dar una mirada a www.bnesim.com, evaluar y compar.

Otra referencia la puedes tener en esta página de noticias que la proclaman la Mejor Sim de Viajes: www.breakingtravelnews.com.


Día 1: Fortaleza - Llegada y primeras impresiones

Llegamos a Fortaleza a las 14:00 y elegimos un apart-hotel con recepción 24 hs para poder hacer el check-out temprano. Desde el aeropuerto tomamos un Uber hasta el hotel, dejamos las maletas y luego otro Uber hasta Playa do Futuro, donde disfrutamos de la barraca Croco Beach de 15:30 a 18:00.

Hermosa playa y excelente infraestructura, música y comida, quedamos con lástima de no disfrutar más de ella.

De regreso, compramos agua para el viaje a Jeri y encontramos una pizzería sencilla pero deliciosa cerca del hotel. Pedimos una pizza mitad vegetariana con tomate seco y mitad con presunto (jamón) y panceta, más una Guaraná por R$ 42.

📌 Dato útil: Para el viaje a Jeri, el personal del transporte se mantiene en contacto por WhatsApp y avisan cuando están llegando al hotel.


Día 2: ¡Jeri Nos Recibe con un Safari de Dunas y Oasis Escondidos!

¡El despertador sonó a las 3:30 AM, pero la emoción era más fuerte que el sueño! Con nuestros termos de agua listos y la mochila al hombro, esperamos en el hall del hotel en la madrugada de Fortaleza. La idea de que el paraíso nos esperaba hacía que cada minuto de ese madrugón valiera la pena.

Nuestro viaje comenzó en un cómodo transporte que, tras una parada para un rápido desayuno (¡esencial para cargar energías!), nos llevó hasta Jijoca. Aquí, la aventura se puso aún más interesante: ¡cambiamos a los 4x4! Fue en este punto donde pagamos la tasa ambiental de Jeri, ¡R$ 41,50 que nos daban derecho a quedarnos hasta 10 días en este edén! Un consejo de oro: ¡sáquenle foto al comprobante! La pulsera de ingreso puede jugarles una mala pasada con el agua y perder su color, y créanme, ¡les pedirán esos datos cada vez que entren a Jeri!

¡Y pongan la foto en favoritos para encontrarla rápido cuando les toque, ya que tendrán el celular lleno de fotos en ese momento!

La verdadera bienvenida a Jeri llegó un bastante antes de pisar el pueblo. Nuestra primera parada fue en la icónica Lagoa do Paraíso. ¡Impresionante es poco! La entrada a la barraca Caraúba ya venía incluida con nuestro transporte, y el lugar era sencillamente espectacular. Aguas tibias, hamacas sumergidas que te invitaban a no salir jamás, y una infraestructura de primera.

La comida también nos sorprendió gratamente, con precios justos para un lugar tan de ensueño. ¡Un verdadero oasis para relajarse y disfrutar en familia!

Luego del almuerzo, la siguiente parada fue Lagoon Beach (R$ 30 la entrada), un lugar que parecía sacado de una revista, ¡con aguas turquesas tan intensas que aún nos preguntamos si eran naturales o pura magia de Instagram!

Luego de un rato allí, ya seguimos viaje, pasamos por Preá, y tomamos ya la costa como carretera. En ese recorrido nos encontramos con el famoso Árbol de la Pereza (Árvore da Pregüiça), un árbol de mango que el viento ha inclinado de forma tan peculiar que parece que está tomando una siesta perpetua.

Y en medio de las dunas, ¡sorpresa! Nos cruzamos con burros salvajes, tan autóctonos del lugar como las palmeras.

Finalmente, nuestro 4x4 nos dejó en nuestra posada en Jeri. Después de un merecido descanso, salimos a explorar. ¡Y qué descubrimiento! Las calles de Jeri son todas de arena, ¡nada de asfalto! Así que, a descalzarse o a usar chancletas, havaianas, cholas, ¡comodidad ante todo! El pueblo cobra vida con la luz que emana de los animados negocios, aunque en nuestra zona, más tranquila, las calles eran un poco más oscuras.

Nos dejamos guiar por el aroma y terminamos en Kuara, un buffet al kilo súper recomendable. ¡Una forma fantástica de probar un poquito de todo! Y para cerrar el día, fuimos a la playa con la esperanza de ver el famoso atardecer de Jeri. >Lamentablemente las nubes decidieron jugarnos una pasada. ¡No importó! Disfrutamos del ambiente, la brisa marina y la música en vivo. ¡Jeri ya nos había conquistado con su encanto particular!

Día 3: Paseo del Oeste en buggy

¡La Adrenalina Nos Llama: Nuestro Épico Recorrido en Buggy por las Dunas de Jeri!

¡La Adrenalina nos llama: Nuestro Épico Recorrido en Buggy por las Dunas de Jeri! Después de un día de aclimatación en el paraíso de Jeri, sentimos el llamado de la aventura. Pensábamos en un día tranquilo de playa, pero ¿quién puede resistirse a la promesa de emoción? La respuesta llegó en forma de un buggy que nos tentó con el famoso Paseo del Oeste, ¡y qué gran decisión fue negociar ese precio!

¡Preparen sus sonrisas más amplias porque la verdadera dosis de adrenalina estaba a punto de comenzar! Elegimos la opción "con adrenalina" por las dunas altas, y créanme, ¡cada segundo valió la pena!

Visualicen este momento: toda la familia junta, subidos en este vehículo todoterreno, conquistando montañas de arena que parecen sacadas de un cuento. El rugido del motor se mezcla con las risas y los gritos de emoción mientras ascendemos a la cima de dunas imponentes para luego descender a toda velocidad, sintiendo el viento en el rostro y la sensación de libertad absoluta. ¡Es como una montaña rusa natural, pero con paisajes de ensueño a nuestro alrededor!

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Cada giro inesperado, cada subida empinada y cada descenso vertiginoso se convirtieron en una anécdota familiar que contaremos una y otra vez. Los más pequeños (y no tan pequeños) se maravillaron con la inmensidad de las dunas y la habilidad de nuestro conductor para sortear este terreno arenoso. Las cámaras no pararon de capturar esas caras de pura felicidad y asombro.

Además de la emoción, este paseo nos llevó a lugares fascinantes: desde las tranquilas aguas de la laguna con sus restaurantes flotantes y hamacas en el agua, hasta el divertido sandboard y tobogán de arena, donde cada descenso era una carcajada asegurada.

Nota económica: Costo del sandboard o tobogán - 3 tiradas por R$30.

Aunque decidimos no hacer el paseo de los caballitos de mar por motivos ecológicos (¡un buen punto para reflexionar en familia!), cada parada fue una oportunidad para conectar con la naturaleza y con la diversión como en el manglar seco donde saboreamos agua de coco y nos sacamos muchas fotos.

Y al regreso, incluso pedimos al buggy que nos parara en una playa de esta zona que nos pareció aún más linda que la Principal de Jeri, perfecta para unas fotos familiares de postal. Después de la ducha y el descanso, nos sorprendió ver burros paseando tranquilamente por las calles de arena del pueblo. ¡Jeri nunca deja de sorprender!

Día 4: Un Día para Sentir Jeri: Olas, Sabores y Puestas de Sol Inolvidables

Después de la épica aventura en buggy por las dunas, decidimos que era el momento perfecto para bajar un cambio y dejarnos envolver por el ritmo único de Jeri. Este día fue una invitación a la relajación, a explorar sin prisas.

Nuestra mañana comenzó con la promesa de las olas en la Playa Malhada, ese rincón de Jeri que adoran los surfistas. Caminar por su arena, sintiendo el sonido del mar y las palmeras una postal perfecta de tranquilidad. Allí, no pudimos resistirnos a probar los cocos helados del único vendedor de la playa y unos deliciosos pasteles de camarón y siri de una señora local que apareció dándonos ¡un verdadero festín playero que nos recargó de energía!

¡Miren esta foto!, refleja el esíritu de la playa, muy tranquila. Miren a la izquierda... el único vendedor de refresco y coco, conversando con los guardavidas en cuatriciclo!

A medida que el sol subía y el viento empezaba a soplar con más fuerza, nos dirigimos a la Playa Principal de Jericoacoara. Era el momento ideal para encontrar nuestro rincón favorito y disfrutar de un almuerzo donde los camarones se hacían nuevamente presentes. Y vaya si lo encontramos: una barraca sobre la playa. Imaginen esto: cómodos sillones de playa, la brisa marina acariciándonos, música en vivo y, para rematar, ¡duchas a disposición para quitarnos la arena!.

La tarde se deslizó entre charlas, risas, juegos de cartas y la alegría de simplemente existir en un lugar con un ambiente relajado. Jeri tiene esa cualidad especial: te invita a desconectar, a disfrutar de los pequeños detalles y a saborear cada momento.

Día 5: ¡A la Conquista de la Piedra Furada y la Belleza Escondida del Este!

Después de la adrenalina en las dunas del oeste y un merecido día de relax en la Playa Principal, estábamos listos para un nuevo desafío: la famosa Piedra Furada.

Este icono de Jeri se puede alcanzar de dos maneras, y nosotros elegimos la más aventurera.

Tomamos el sendero desde el cementerio (¡sí, desde el cementerio, no se asusten, es solo el punto de partida!), que nos llevaría también al faro. Esta caminata es un verdadero espectáculo. Imaginen ir por lo alto de los barrancos, con vistas panorámicas espectaculares del océano que te quitan el aliento a cada paso. ¡Y no estábamos solos! Nos acompañaron en el camino algunas iguanas curiosas y los simpáticos burros salvajes un perro que no nos acompañó en todo el sendero Es un paseo de dificultad moderada, pero cada esfuerzo vale la pena por las postales que se graban en la memoria. Este sendero sirve también para ir al faro.

Finalmente, llegamos a la celebérrima Piedra Furada. Aunque había otros turistas que llegaban en buggy (y sí, el buggy te deja a una distancia considerable.

Un dato importantísimo: ¡revisen la tabla de mareas antes de ir! Con marea alta, la roca queda cubierta por el agua y se pierde parte de su encanto.

A la vuelta, la marea baja nos dio un regalo: pudimos regresar caminando por la playa, lo que cambió totalmente la perspectiva y nos permitió ver la costa desde otro ángulo.

Pero Jeri siempre tiene más para ofrecer. Por la tarde, nos llegó una oferta irresistible: un traslado directo a Lagoa do Paraíso en 4x4, ¡sin paradas extra y más barato que lo que nos ofrecían en el hotel! No lo dudamos y lo agendamos para el día siguiente.

Día 6: Paseo del Este "El regreso"

Así entonces, el Día 6 se transformó en el famoso Paseo del Este (que ya habíamos hecho medio día el día que habíamos llegado a Jericoacoara), ¡y fue una maravilla!

Nos pasaron a buscar por el hotel en un confortable 4x4. Cada familia tenía la libertad de elegir la barraca donde quería quedarse en Lagoa do Paraíso (¡hay opciones para todos los gustos y bolsillos!), y allí pasamos un día espectacular bajo el sol radiante.

La magia de este paseo no es solo el destino, sino el trayecto en sí. El recorrido entre dunas en el 4x4 es sumamente pintoresco (al regreso), ofreciéndonos vistas diferentes y una sensación de aventura continua. A las 16:30, el mismo 4x4 nos recogió, dejándonos con el corazón lleno de la belleza y tranquilidad del este de Jeri.

Día 7: Regreso a Fortaleza

Debíamos devolver la habitación a las 12:00, pero como llovía, aprovechamos un traslado más temprano a Fortaleza (11:00) que se formó, el cual nos avisó Nico (de quien les contamos al principio). Llegamos a las 18:00 a la capital del Estado de Ceará, lo que nos permitió recorrer Beira Mar, donde hay puestos de comida, alquiler de bicicletas y monopatines eléctricos.

Cenamos en un restaurante (Vignoli) con happy hour de cervezas 2x1 antes de las 18:00, donde probamos pizzas y pastas deliciosas.

📌 Dato útil: Para recorrer Canoa Quebarada y Morro Brando (todo al Este de Fortaleza) alquilamos un auto en Foco Rent a Car a través de Rentalscar.com y desde la web de Latam Airlines, de esa forma nos da millas y con 10% de descuento. La rentadora queda cerca del Aeropuerto, al regreso, queda espectacular!..

Día 8, de Fortaleza a la magia de Canoa Quebrada: Un viaje en familia

La aventura comenzó en Fortaleza, donde la preocupación inicial de cómo encajaríamos los cuatro y nuestro equipaje (¡tres maletas chicas y una medianas!) en un Uber, se disipó rápidamente gracias a la ingeniosa habilidad de los chofer. Se lució haciendo un verdadero Tetris con nuestras cosas, confirmando que usar Uber en Brasil es un acierto total.

Con el auto ya en nuestras manos, emprendimos el camino hacia Canoa Quebrada. Aunque la distancia no era excesiva, el trayecto se nos hizo eterno, ¡lleno de radares y con límites de velocidad bastante bajos! Pero la paciencia tuvo su recompensa. La alegría al llegar a nuestro hotel en Canoa Quebrada fue inmensa, y más aún cuando el dueño nos sorprendió con un buggy gratuito que nos llevaría a una barraca en la playa. Parece que esta es una costumbre local.

¡Un detalle genial! Nuestra primera parada playera fue en Antonio Coco, ubicada en la parte superior de la barranca con un cómodo acceso por escaleras a la playa. ¡Qué lugar! Con precios más económicos que en Jericoacoara, Antonio Coco ofrecía todo lo que buscábamos: puestos de artesanos, ropa playera, paseos en jangada, alquiler de motos de arena y hasta una piscina. Tras disfrutar de un rico menú local y el ambiente vibrante, regresamos al hotel en nuestro buggy de cortesía.

Atardeceres y Kitesurfers en Canoa Quebrada

Después de un refrescante baño en el hotel, salimos a explorar los alrededores. Las calles empedradas de Canoa Quebrada, con sus vistas preciosas al mar, son ideales para una caminata vespertina.

Fue increíble presenciar el espectáculo de los kitesurfers, deslizándose con audacia sobre las olas impulsados por el viento de la tarde. ¡Un verdadero deleite visual!

Continuamos nuestro paseo cuesta arriba hasta llegar a la famosa Broadway, la peatonal principal. Este lugar es pura vida: alegre, concurrido y con todos sus comercios abiertos, incluso de noche. Disfrutamos de una cena temprana y brindamos con unas deliciosas caipiriñas en un happy hour.

Al día siguiente, el hotel nos sorprendió gratamente.

Aunque sencillo, su ubicación era perfecta y el desayuno en el segundo piso nos regaló una vista espectacular a la playa. El día estaba radiante, invitando a aprovechar cada minuto antes de partir al mediodía hacia Morro Branco.

Confiesamos que nos dio pena dejar Canoa Quebrada, ¡nos había encantado!

Antes de irnos, dimos un último paseo por la playa y notamos algo curioso: muchas tienen el icónico símbolo de Canoa Quebrada y, por supuesto, la famosa canoa "quebrada".

¡La playa es un mundo aparte entre la mañana y la tarde!

Por la mañana, es ideal para un baño tranquilo y un paseo en jangada, mientras que por la tarde se transforma en el paraíso de los kitesurfers, con el viento como protagonista.

El Laberinto de Morro Branco y un final inesperado

Con el corazón dividido y el tiempo pisándonos los talones para el check-out, fuimos por el auto y las maletas. El trayecto hacia Morro Branco fue, nuevamente, lento, pero la llegada a nuestra pousada lo compensó todo. Nos enamoramos al instante: una casa colonial perfecta, alejada de la playa, que nos ofrecía un refugio ideal.

Sin perder tiempo, dejamos las maletas y nos aventuramos a explorar el laberinto natural de Morro Branco por nuestra cuenta. Estacionamos el auto, la entrada es gratuita y, sinceramente, después de tantos días en buggy, las excursiones contratadas para llegar al laberinto, no nos parecían tan atractivas.

Una vez en el laberinto, el viento comenzó a soplar, nos dirigimos a la playa, pero el mar estaba con olas con mucha fuerza. Con un poco de pena, decidimos regresar al hotel, donde nos esperaba una sorpresa aún mejor: ¡una piscina solo para nosotros, con agua tibia y hamacas paraguayas! Un final inesperado y relajante para un día lleno de aventuras.

Después de organizar el equipaje, salimos a cenar, preparándonos para el día siguiente, en el que devolveríamos el auto en Fortaleza y tomaríamos un transfer al aeropuerto. Así concluía nuestra inolvidable y relajada aventura en las playas de Brasil.

Datos útiles

Conclusión

Jericoacoara colmó expectativas. Disfrutamos playa, paseos en buggy y lagunas de ensueño. Sin dudas, un destino imperdible en el nordeste de Brasil. ¡Volveríamos sin dudarlo! A disfrutar de su tranquilidad.

Próximamente escribiremos la parte dos de Canoa Quebrada y Morro Blanco.




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